domingo, 17 de enero de 2016

Quemador quemado - Acuarela - Realista - Jesús Lozano Saorin


Esta pintura a la acuarela la realicé en el año 2001, la titulé “Quemador quemado” de 150 x 70 centímetros. 
Esta obra obtuvo el Primer Premio en el II Certamen “Los Socios en su Centenario”, celebrado en Madrid, el año 2010. Organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores.
En esta acuarela pretendo mostrar la evolución en la forma de vida, centrada en la instalación de un calentador de agua en una antigua casa de campo. 
Con tal fin localice esta estancia, en el caserío contiguo a la Torre de la Vigía de Santa Bárbara y a la ermita del mismo nombre, en la pedanía de Jubalcoy, en el término de Elche (Alicante). 
El calentador se encuentra anclado a una altura del suelo superior a lo normal, en una pared medianera, entre el domicilio y las cuadras, concretamente en la parte que da a los corrales, junto al ganado ovino y caprino. Éste se encuentra bastante deteriorado, tiene abundantes depósitos de polvo, no tiene cubierto el frontal por la pieza correspondiente, etc., no obstante, estaba funcionando. 
La citada pared como podemos apreciar sobre todo en la parte superior izquierda, fue realizada de piedra y adobe, posteriormente y en varias ocasiones ha sido rebozada con yeso. En la parte inferior izquierda podemos apreciar que, en un tiempo, hubo un hueco o puerta que posteriormente fue tapiado con ladrillos y cemento. 
No deseo concluir sin señalar que, aunque a algunas personas sobre todo los más jóvenes, les parezca sorprendente hasta hace unos 50 años aproximadamente en las casas no había calentadores de agua. Para ducharse se calentaba agua en una hoya, se metía uno en un barreño, y con la ayuda de un cazo y otra persona se “duchaba”. En las pocas casas que tenían bañera estos menesteres lo hacían en ella, pero de igual forma, calentado primero el agua en la hoya. Por cuanto antecede podemos valorar el adelanto y la extraordinaria comodidad que supusieron los calentadores, no obstante, antes de instalar un calentador previamente debía tener instalada el agua corriente o la electricidad para extraer el agua del aljibe, con un caudal constante.
Para concluir he de decir, que deseo y creo entender que lo que importa en cualquier obra, no es si es bonita o fea, ni si tiene mucho trabajo o no, aunque también, pero lo verdaderamente importante es lo que nos trasmite, si nos cuenta algo, si tiene alma. Que no sea un mero objeto decorativo, que sea algo más, que nos ayude a vivir el presente sin olvidar el pasado.