martes, 6 de octubre de 2015

Viejo lavabo - Acuarela - Realista - Jesús Lozano Saorin


En esta pintura a la acuarela la realice en el año 2004, la titulé “Viejo lavabo” de 62 x 46 centímetros. 

Esta obra obtuvo el Primer Premio en el “XIV Certamen Nacional, Pequeño Formato”, en Madrid, el año 2004. Organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores.

En esta acuarela muestro la evolución en la forma de vida, centrada en la instalación del agua potable y desagües en las casas. 

Con tal fin localice esta estancia, en el caserío de Torre de Ibarra, en la pedanía de Saladas del término de Elche (Alicante). Esta es una construcción de finales del siglo XIX principios del XX.

Se trata de uno de los dormitorios, en él vemos un trozo de pared enlucida de yeso, sin pintar, a excepción de un zócalo en la parte baja de ésta, el cual había sido pintado de color marrón. El suelo es de mosaico o baldosa hidráulica (cemento pigmentado), de tres colores, formando unos dibujos al combinar unas piezas con otras. También podemos advertir en la parte superior del lavabo, cuatro azulejos de color blanco con un grifo en uno de ellos. El referido lavabo es de pequeñas dimensiones y esta anclado a la pared por dos tormillos. También podemos advertir claramente como fue posteriormente a la construcción de esta estancia, cuando se coloco el mencionado lavabo, pues la tubería del desagüe, al parecer de plomo, no está empotrada en la pared, si no vista.

También podemos apreciar por la escasa luz del lugar, un sutil contraste de luces y sombras, que en unión de los depósitos de polvo de la pared, suelo y demás objetos, forman un todo. Son “testigos mudos de un tiempo” que de alguna manera nos trasportan a un pasado cercano.

Para concluir he de decir que, aunque a algunas personas sobre todo los mas jóvenes, les parezca sorprendente que hubiese un lavabo en el dormitorio, les comentaré que hasta la instalación del agua potable en las casas, era cotidiano que en los dormitorios hubiese un mueble palanganero (fabricado en madera o hierro), con una zafa o palancana, bajo esta había una jarra con agua. La mayoría de éstos también tenían un espejo, así como donde dejar la toalla. Hoy en día los que se conservan, en la mayoría de los casos están desempeñando una función puramente decorativa, a excepción de alguna que pueda haber en algún museo etnográfico. 

En definitiva la complejidad en cuanto a la ejecución radicaba principalmente, en intentar plasmar fielmente la imagen del lugar, sin artificios cromáticos ni luminosos, con el fin de no restarle nada de su enorme valor histórico y sentimental.