jueves, 4 de diciembre de 2014

La alacena de la abuela - Acuarela - Jesús Lozano Saorin





Hoy os adjunto una de mis obras junto a algunas fotos del proceso de realización, tres a cada lado de la obra.
Espero que os guste.

Esta es una pintura a la acuarela que realice entre el año 2005 y el 2006, y la titulé “La alacena de la abuela”, mide 141,8 X 100,5 centímetros. 

Entre otras distinciones esta obra obtuvo el Premio Reina Sofía, fue en el 73 Salón de Otoño, el año 2006 en Madrid.

En esta obra he pretendido evidenciar parte de la forma de vida que hasta hace pocos años tenían, primordialmente, las personas que vivían en el campo.

Con tal fin localice esta alacena, en una casa de campo abandonada en la pedanía La Vallonga, en el término de Elche (Alicante). 

En la imagen vemos una alacena con dos lejas, en estas se mezclan las botellas de licores y refrescos, con tarros de medicamentos y otros de leche, así como con productos de limpieza. También en la parte baja de la misma, observamos algunas botellas volcadas.

Estas alacenas eran habituales en todas las casas del campo y en muchas casas de algunas pedanías y pueblos, probablemente toda España. Solían estar en el salón comedor de las viviendas, próximas a la cocina o a la chimenea. Incluso las había en casas en las que contaban con amasador o despensa.

En esta alacena podeos observar algunas curiosidades tales como estas que les relato. En la leja superior vemos dos botellas que les falta el cuello, pues bien esto era así, porque se lo habían cortado para que sirviese de pie para colocar una vela. En la leja de en medio, vemos una de las botellas de Coca Cola con un corcho por tapón, y un hilo de bramante alredor del cuello, esto era porque solía usarse principalmente por los niños en las excursiones, a modo de cantimplora. También vemos en la parte baja de la alacena barias botellas volcadas y vacías, estas estaban ahí porque no se tiraban, eran reutilizadas para echar tomate en conserva. 

Aunque parezca difícil de entender estas y otras muchas cosas eran cotidianas hasta hace unos 50 años aproximadamente.

La ejecución fue difícil, debido principalmente al dibujo y a los claroscuros, así como por la dificultad reproducirlo todo, lo más fielmente posible. De tal modo que podamos apreciar el abanico cromático de colores que forman los distintos envases, con o sin sus etiquetas, así como otros objetos, al incidirles indirectamente la luz. Teniendo además en cuenta que esta, estaba siendo matizada por el polvo depositado en los objetos, cuartando los brillos típicos producidos por la reflexión de la luz en el cristal. 

De cualquier manera lo que importa en la obra no son las dificultades técnicas de la realización, y sí, lo que nos trasmite, esa regresión mental al pasado, que muchos de nosotros hemos compartido. Para ello creo que ha sido primordialmente significativo el extremado realismo de esta obra.